Me metí en muchos sitios turísticos en los cuatro días que pasé en París, pero hubo un sitio extravagante que me perdí y que las agencias de viajes nunca me dijeron, probablemente porque no sabían nada sobre esta opción única.

Y eso es dar un paseo en barco por París de noche y contemplar la impresionante belleza de los 35 puentes que cruzan el Sena. Sin embargo, pude ver maravillosamente los puentes de París por la noche en casa cuando adquirí y hojeé las páginas de «El resplandor de París: Los puentes de París de noche» por Gary Zuercher.

Después de sobreexponer una toma por accidente, Zuercher descubrió la belleza del flujo de luces en los puentes contra el fondo oscuro de París por la noche. Después de este descubrimiento, pasó los siguientes cinco años fotografiando los 35 puentes de París, desde la medianoche hasta las 2 o 3 de la madrugada, cuando había poco tráfico y pocos peatones que interfirieran con su trabajo. Los resultados son absolutamente asombrosos.

Pero Zuercher fue aún más allá al investigar la historia de los puentes y ofrecer una narración fascinante de cada puente, algunos de los cuales fueron cruzados por Julio César. Aprendí que solían construir casas y tiendas en los puentes en la Edad Media. Otro puente solía albergar un festival con acróbatas, tragafuegos y músicos, incluso «sacamuelas». Otro puente tenía una cabina de cambio de moneda en un extremo. Y otro fue alcanzado por un avión de combate, matando a cuatro pilotos de la Fuerza Aérea Francesa. Cosas absolutamente fascinantes.

Durante un período de cinco años, Zuercher sacó sus cámaras a la noche parisina para capturar imágenes asombrosamente evocadoras de los puentes que cruzan el Sena. Usando su ojo artístico y su sofisticada técnica fotográfica, creó estas gloriosas fotografías en blanco y negro, ricas en detalles y con una calidad clara y luminosa.

Nadie más ha fotografiado todos los puentes que cruzan el Sena en París de esta manera. No vemos aglomeraciones de personas ni mucho tráfico. Nada oscurece la belleza y la fuerza de las estructuras, el romanticismo y el simbolismo de los puentes. Disparar en blanco y negro permite que los detalles brillen: los elementos arquitectónicos, las obras de arte, los edificios cercanos, los árboles en las orillas del río y las lámparas estrelladas que proyectan caminos de luz sobre el agua.

Divide su tiempo entre sus hogares en París y Washington, DC con su esposa Dominique, que es francesa.

Conseguí el libro solo para exhibirlo en mi mesa de café, pero comencé a leerlo y no pude dejarlo. Tanta información sobre los puentes y la historia de París que es mucho, mucho más que un libro de mesa. Recomiendo encarecidamente este libro, pero no lo coloque en la sala de estar para exhibirlo, ¡sino léalo y disfrute cada página!

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